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"Los Ojos Negros" Sainete de José de Maturana Año 1914



Pasaje José de Maturana, Barrio de Monte Castro, Ciudad de Buenos Aires
Cerca de mi casa natal hay una callecita, apenas un pasaje, que lleva el nombre de José de Maturana. Entonces, en mis tiempos de niño, José de Maturana era para mi sólo eso; un lugar "piola" que quedaba justo a la vuelta de la casa de mi amigo "el Colo" donde podíamos jugar a la pelota a la salida de la escuela o cruzar de este a oeste o en sentido inverso haciendo piruetas con la bici, porque, total, no pasan autos, "si de escondido que está, al Maturana no lo conocen ni los de barrio."

Tardé demasiado en enterarme que José de Maturana era mucho más que un lugar "piola" Es que al igual que el pasaje, su nombre está escondido y no se ven sus sainetes sobre los escenarios, ni sus poemas en las librerías.
Sabemos que Maturana nació en 1884 y que vivió apenas 33 años, que frecuentaba los cafés de la época, donde se discutía "modernismo" y "anarquismo" y se profesaba el credo legado por Charles de Soussens a la bohemia porteña: “Me gusta pecar, si el pecado es noble y elegante; amo a las mujeres jóvenes, los libros viejos, los gatos de angora, el cognac Napoleón y, sobre todo, la libertad”

Cafe Los Inmortales
Álvaro Yunque consideraba a Maturana uno de los tres principales poetas del anarquismo, junto a Roberto Ghiraldo y Federico Gutiérrez
Ricardo Rojas así lo describía: "su silueta romántica: los ojos negros siempre absortos, las descarnadas manos siempre gesticulantes, la corbata oscura y suelta, como el cabello que ponía un halo de ensueño a su ancha frente pálida. El explosivo nombre de Kropotkin alternaba en sus labios con el melodioso nombre de Rubén Darío, a quien como todos los poetas jóvenes, admiraba."
Y de su trabajo como poeta y dramaturgo esto creía el mismo Rojas: "Si por sus poesías líricas Maturana es un poeta agradable aunque de no acentuada originalidad, en cambio su personalidad es característica dentro del teatro criollo, porque recogió la antorcha del drama poético, muriente ya en Martín Coronado"
Creo que de todos sus libros de poemas, aún es posible de encontrar en librerías de usados,  "Naranjo en Flor"
De sus obras dramáticas, entiendo que Argentores debe guardar muchas de ellas en su bliblioteca, (Las más conocidas: "¡Qué calor con tanto viento!" "El campo alegre" "La flor del trigo" y otras) ya que Maturana fue uno de los socios fundadores de la entidad y su primer bibliotecario; seguramente él mismo despositó allí varios ejemplares.


Recordemos que durante la primera década del siglo XX, Buenos Aires recibe una nueva oleada con varios miles de inmigrantes más, que la vuelven ya tan cosmopolita que es tierra de todos y esos todos están allí, retratados plenamente en nuestro teatro de sainete.


Maturana viajó un poco a la inversa, se fue a España en 1912, se encandiló con Andalucía, regresó hacia 1914 que es cuando concluye su sainete "Los Ojos Negros"  y tanto en la canción inicial, como en la construcción que hace del personaje Chicharito, demuestra la facinación que esa región de España le dejó a Maturana.
Del sainete diré que me parece muy interesante la descripción que marca la ubicación escénica, donde indica un doble espacio de acción, pués se trata de un local de cigarros de la época donde ocurren los hechos principales, pero el foro es el frente vidriado del salón que deja ver  los personajes en la calle también en acción permanente. Esto, a mi juicio, permitiría que el ritmo y los contrastes y las interrupciones justificadas de los diálogos le otorguen una vitalidad a la acción casi caótica, muy interesante si se la sabe aprovechar,claro está, desde la dirección.
La música para este sainete fue compuesta, nada menos que por Antonio de Bassi (esperemos que no esté perdida para siempre) Las obras de teatro que musicalizó de Bassi oscilan entre 350 y 400, representadas en las mejores salas y escritas por casi todos nuestros mejores autores.

"Los Ojos Negros",entiendo yo, solamente fue editado en la revista "El Teatro Nacional" Año IV Nro 40 del 9 de mayo de 1914, uno de esos ejemplares forma parte de mi colección y aquí está, desde ahora en Internet, porque vaya uno a saber, quizás con esta publiacación el nombre de Maturana no esté tan escondido, como la callecita de mi barrio, que no la conocen ni los vecinos y alguno se anime a reponerlo sobre un escenario.

¡Arriba el telón!






























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